Aunque la imagen brillante del vídeo que flota en el aire se asemeja a un holograma no se trata realmente de un holograma. Se trata de una nueva pantalla 3D volumétrica que produce imágenes más realistas y nítidas que los hologramas, y en 3D “verdadero”: aunque los hologramas pueden representar figuras tridimensionales a nuestros ojos, los hologramas se forman con imágenes en 2D.
La diferencia entre las pantallas volumétricas en 3D y los hologramas es como la que hay entre una impresora convencional y una impresora 3D. Sólo que en este caso se “imprime” en 3D con luz y en el aire.
La técnica descrita en Nature (Physicists create Star Wars-style 3D projections — just don’t call them holograms) funciona más bien como un dibujo hecho con el Telesketch a alta velocidad: utiliza un conjunto de rayos láser casi invisibles para atrapar una sola partícula de fibra vegetal (celulosa) y calentarla de forma desigual. Eso permite a los investigadores controlar el movimiento de la partícula. Un segundo conjunto de láseres proyecta sobre la partícula la luz visible (compuesta de luz roja, verde y azul), iluminándola a medida que se mueve por el aire.
En realidad el dibujo se proyecta y desaparece constantemente, pero el método aprovecha el hecho de que a simple vista no podemos distinguir entre una image fija y una imagen que se redibuja más de diez veces por segundo. “Así que si la partícula se mueve lo suficientemente rápido su trayectoria aparece como una línea sólida, igual que la que deja una chispa moviéndose en la oscuridad,” pero controlando su trayectoria. En el vídeo se puede ver a cómo se forma la imagen, y cómo se muestra fija ante nuestros ojos. “Y si la imagen cambia lo suficientemente rápido parecerá que se mueve. La pantalla puede colocarse sobre objetos reales, caso del dedo en el vídeo, y los espectadores pueden caminar alrededor de ella.”
La técnica todavía necesita mucho desarrollo pero se trata de “un diseño simple con un gran potencial”, dice William Wilson, investigador en la universidad de Harvard. Por ahora las imágenes conseguidas son diminutas (del orden de unos pocos milímetros) y la fuerza de los láseres que controlan el movimiento de la partícula de celulosa es tan débil que su funcionamiento puede interferirse fácilmente. Sin embargo “el desarrollo de esta tecnología podría conducir al mismo tipo de pantallas que son habituales en la ciencia ficción”, explican los investigadores.
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