Le lancement a avorté.
El vídeo corresponde al lanzamiento de un cohete Ariane 5 ECA desde la Guayana francesa, la misión VA239 (lanzamiento de los satélites Intelsat 37e and BSAT-4a), que fue abortada automáticamente una vez que el motor principal Vulcain ya se había encendido, pero justo antes del encendido de los dos propulsores complementarios de combustible sólido.
El lanzamiento se abortó por tanto en el último instante, porque una vez encendidos los propulsores de combustible sólido ya no hay vuelta atrás: esos cohetes no se pueden parar, liberan a la bestia sin control ninguno y ya no hay aborto posible.
Un buen aborto es señal de que todo el sistema funciona bien y no es un fallo en sí mismo: el sistema detecta algún tipo de problema y actúa para evitar que la cosa vaya a peor, “garantizando la fiabilidad y robustez del procedimiento de lanzamiento”, según Arianespace. Poco se habla de los cohetes Ariane precisamente por eso, porque funcionan bien, levantándose con una elegancia contundente, casi siempre sin sobresaltos ni sorpesas.
Hasta ahora de los 94 lanzamientos programados con cohetes Ariane 5 (en todas sus variantes) sólo dos fallaron en su totalidad —uno el primer lanzamiento—, mientras que otros dos fallos fueron parciales: los cohetes no alcanzaron la altitud prevista dejando la carga en órbitas más bajas de lo deseado. Uno de estos satélites se pudo recolocar por sus propios medios y otro acabó cayendo de vuelta a Tierra varios años después, ardiendo en la atmósfera.
En este caso el problema estuvo al parecer en una anomalía detectada en un circuito eléctrico de uno de los propulsores complementarios, según el informe preliminar.