Sin la ciencia y la tecnología no seríamos quienes somos, aunque muchas veces no somos conscientes de cuanto dependemos de ellas. Pero quizás no estamos sabiendo transmitir el mensaje.
Sobre esto, me parece muy recomendable leer El gran malentendido de la ciencia de Antonio Martínez Ron, más conocido como aberron por estos pagos internáuticos.
Se equivocan quienes la atacan y algunos de quienes la defienden. La ciencia no proporciona verdades absolutas ni tiene respuestas para todo, pero hemos enseñado a la sociedad a esperar lo contrario. Buena parte de nuestros males proceden de este y otros malentendidos.
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Más que hablar del método científico o de la falsabilidad de los experimentos - términos que al común de los mortales no les dicen nada y discutidos en su definición - resulta más sencillo definir la ciencia como el método que nos ha permitido ponernos de acuerdo sobre aquello de lo que nos podemos fiar, aunque sea temporalmente - y que otros pueden comprobar por sus propios medios. Y así es como hemos conseguido erradicar enfermedades y multiplicar el bienestar de las sociedades, y por eso si queremos poner a volar un avión o utilizar un método anticonceptivo, nos fiamos del científico que lleva años estudiando el asunto y no del primer aprendiz de chamán que ha buscado cuatro enlaces en la Wikipedia.