Las plataformas petrolíferas marinas son auténticos colosos con una ingeniería monumental. De proporciones absolutamente gigantescas son difíciles de apreciar porque no las tenemos cerca, pero quien alguna vez las haya visto en documentales o incluso cerca de la costa podrá hacerse a la idea. Son como pequeños pueblos con el aspecto de rascacielos sobre el mar.
La plataforma Yme que Repsol tenía en la cuenca noruega de Egersund terminó su vida útil el verano pasado (fue instalada en 1987). Y el problema cuando tienes una plataforma de 13.500 toneladas y 88 metros de altura (tan alta como el Big Beng o un 0,8 de un campodefútbol es qué hacer con ella. La decisión fue reubicarla… Pero mover tamaño tonelaje no es precisamente algo trivial.
Para el proceso se utilizó el catamarán Pioneering Spirit Life, de 384 metros de eslora, el mayor de su tipo en el mundo. El catamarán «abrazó» la plataforma, cuyos pilares fijados al fondo marino se cortaron de forma automática desde el interior remotamente – con un corte ondulado para evitar desplazamientos. Entonces comenzó la elevación de la bestia, que duró tan solo 60 segundos y se mantuvo «afinada» con un sistema de estabilización dinámico.
Todo el proceso requirió menos de 72 horas y participaron en él 20 personas. Todo un récord si se tienen en cuenta las complicaciones de la maniobra y los tamaños de los que estamos hablando.
(Vía Repsol.)
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