Este sencillo robot llamado Transgazer tiene una gran característica: sus ojos son convexos, como pelotas de ping-pong huecas. Y simplemente dibujando la pupila negra en el centro se consigue el efecto de que parezca seguir con la mirada a sus interlocutores.
Transgazer está fabricado en los laboratorios NTT en Japón. Según cuentan en New Scientist los ojos en realidad tienen dos «modalidades», la versión cóncava, que es la más llamativa por la atención que parece prestar con ellos el robot y, al lado contrario han añadido la versión convexa – más parecida a los ojos humanos. Pero para que esa versión parezca prestarnos atención (como sucede con las personas) los ojos deben moverse continuamente.
Las personas seguimos con la mirada a quienes nos interesa, y además somos muy buenos detectando los pequeños movimientos e incluso calculando si nos está mirando directamente o un poco más a la derecha o más a la izquierda (por ejemplo, en una multitud).
Pero según las pruebas Transgazer parece seguir con su mirada a cualquiera que esté en un arco de unos 32 grados frente a él. Se trata de un sencillo, casi trivial añadido, que permite «influenciar significativamente la percepción humana de cómo es la interacción con el robot».