En este vídeo Randy Dobson explica un interesante detalle de la física aplicable al vuelo de los helicópteros, concretamente la que hace que la velocidad de vuelo en horizontal esté limitada a unas 250 millas por hora (~400 km/h). Más rápido no verás a un helicóptero volar.
La razón tiene que ver con la diferencia de velocidad relativa de las palas cuando el helicóptero está desplazándose en horizontal. En uno de los lados las palas giran de modo que van en la misma dirección del helicóptero (su velocidad se suma) mientras que en el otro van «hacia atrás» en sentido contrario (de modo que se restan). La velocidad de rotación puede ser equivalente a unos 700 km/h, de modo que si el helicóptero está volando a, digamos 100 km/h, las fuerzas a uno y otro lado varían entre 800 y 600 km/h – con efectos de sustentación bien diferentes.
El resultado de esta llamada asimetría de la sustentación puede llegar a ser un poco desastroso si la velocidad del rotor y del desplazamiento son muy grandes, porque se pierde el efecto de sustentación en uno de los lados, así que el helicóptero entra en pérdida – mal asunto. La forma que tienen los helicópteros convencionales de evitar esto es cambiar el ángulo de ataque de las palas, algo llamado «movimiento de batimiento» (blade flapping), de modo que la que avanza ejerza menos sustentación y la que retrocede ejerza más – logrando así cierta simetría. Sin embargo esto no siempre es posible a altas velocidades.
Para solucionar todo esto los helicópteros limitan su velocidad en horizontal a 400 km/h, que se considera el límite máximo que pueden alcanzar con seguridad. Algunos de ellos, gracias a un diseño especial de dos rotores como los del conocido Chinook CH-47 o con dobles palas en el mismo eje como el Kamov Ka-50 resuelven el problema de la sustentación de forma muy ingeniosa, pero tienen otras limitaciones (aerodinámica, potencia), de modo que ninguno de ellos supera tampoco de esos 400 km/h.
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