Este vídeo de Wendover Productions explica con bastante detalle algunas de las cuestiones políticas y macroeconómicas de la aviación comercial: el derecho a sobrevolar países, a aterrizar para repostar y embarcar o desembarcar pasajeros, las tasas que se han de pagar por los controles de tráfico aéreos y algunas de las excepciones – que son innumerables.
En general se dice que hay nueve libertades del aire en aviación civil, pero en la práctica solo son cinco las que están reconocidas (casi) universalmente por todos los países. Cosas como poder volar del país A al país B sobrevolando el espacio aéreo de C sin aterrizar, por aterrizar en cualquier país por «razones técnicas», etcétera. Luego por desgracia las cosas no son tan idílicas: hay aerolíneas o tipos de aviones prohibidos en muchas zonas, hay zonas con el cartel de «prohibido volar» (no-fly zones) por guerra u otros motivos políticos (así estuvo la Unión Soviética al completo durante décadas) y sitios donde no te van a dejar aterrizar (o despegar) sin una buena excusa.
Es interesante que aunque se puede sobrevolar cualquier país no está claro cuál es el «límite del espacio aérea» o «dónde comienza el espacio» (que se supone «internacional» aunque también hay quien cree que no.) Algunos organismos utilizan las mismas 12 millas náuticas (22 km) de las «aguas territoriales»; otros dicen que el espacio aéreo que hay sobre cada país llega hasta los 30 km (altitud de globo aerostático), otros que hasta la línea de Kármán (100 km) o incluso 160 km (la de los satélites en órbita baja). Curiosamente los Estados Unidos nombran «astronauta» a cualquier que pase de 80 km, de modo que se supone que para ellos ese es el límite del espacio. Pero como curiosidad el vídeo explica que cuando aterrizaba el transbordador espacial sobrevolaba Canadá a menor altura… Y nadie pedía permiso para hacerlo.
Otra cuestión político-comercial es que aunque la aviación comercial es libre de sobrevolar las zonas aéreas debe pagar por hacerlo: la tasa exacta depende de cada país, pero suele ser algo como 20 dólares para cada 100 millas náuticas (190 km) aunque algunas veces ha habido controversia por países que han querido cobrar tasas exageradas. También ha habido triquiñuelas de todo tipo al respecto: los EE UU tienen una zona de control aéreo enorme que se extiende a gran parte del Océano Pacífico, de modo que tasan incluso los vuelos entre Nueva Zelanda y Japón.
Para optimizar sus costes, las aerolíneas cuentan con software para trazar rutas más baratas (una combinación de distancia, meteorología, gasto de combustible y tasas): por ejemplo de San Francisco a Londres a veces se atraviesa apenas Canadá por una «esquina» para evitar el pago de demasiadas tasas. Rusia es de los países que más cobra, lo que le cuesta unos 300 millones de euros anuales a las aerolíneas europeas.
Relacionado,
{Foto: Delta N1609 (CC) Wicho @ Flickr}