El 19 de octubre de 2016, cuando estaba a unas 13 horas de su máxima aproximación al planeta en su segunda órbita alrededor de Júpiter, la sonda Juno de la NASA entró en modo seguro.
El modo seguro de una sonda espacial es muy parecido al de un ordenador: activa un conjunto mínimo de sistemas que le permite seguir comunicándose con el control de la misión hasta que se pude diagnosticar la causa de la entrada en éste modo. Pero esto quiere decir que los instrumentos de a bordo de Juno estaban desconectados durante su paso por las proximidades de Júpiter, con lo que no pudo recoger dato alguno.
Un primer vistazo al interior de la atmósfera de Júpiter con los datos obtenidos por el radiómetro de microondas Juno en su primera pasada – NASA/JPL-Caltech/SwRI/GSFC
La diferencia principal es que por lo general es la persona usuaria la que activa el modo seguro en un ordenador mientras que en una sonda espacial es el ordenador de a bordo el que se encarga de activarlo cuando detecta alguna anomalía que no puede resolver
En cualquier caso desde el control de la misión están en contacto con Juno y esperan tenerla de nuevo funcionando al cien por cien en breve, aunque es una operación delicada que se hace poco a poco para no liarla más. La operación se ve ralentizada además porque Júpiter está ahora a unos 957 millones de kilómetros de la Tierra –casi su distancia máxima de 968 millones de kilómetros– con lo que los comandos que se le envían tardan 53 minutos en llegar y las respuestas otros tantos.
Sí, el tiempo de ping a Júpiter es realmente malo.
Pero el equipo de Juno se enfrenta a un problema mucho más serio, ya que hay dos válvulas «vagas» en su sistema de propulsión que podrían dificultar –e incluso impedir– que la sonda entre en su órbita prevista y afectar seriamente a la misión.
Cuando Juno fue capturada por la gravedad de Júpiter quedó en una órbita con una altitud mínima de 4150 kilómetros sobre las nubes del planeta y máxima de ocho millones de kilómetros que tarda 53 días y medio en recorrer.
Esta órbita de captura sirvió para que gastara menos combustible en la maniobra de inserción orbital y daba la oportunidad al equipo de aprender a usar la sonda in situ sin tenerla metida de lleno en lo peor de la radiación que emite el planeta.
La idea era que Juno ejecutara dos de estas órbitas y que precisamente el 19 de octubre, durante su máxima aproximación a Júpiter, realizara la maniobra de corrección de órbita que la tenía que haber dejado en su órbita de trabajo de 5000×1,9 millones de kilómetros y 14 días.
Juno con su motor en primer plano
Pero en las pruebas de sistemas previas el equipo detectó que las dos válvulas mencionadas no respondían como deben, y no es la primera vez que dan la lata, así que se tomó la decisión de posponer la maniobra de corrección de órbita y en su lugar programar observaciones científicas para esta pasada por las proximidades de Júpiter; quizás este cambio de planes de última hora fueron causa de la entrada en modo seguro.
Juno puede seguir en esta órbita de 53 días y medio sin problemas, aunque la recogida de datos por parte de algunos de los instrumentos de a bordo no tendrá la calidad planeada originalmente, así que lo ideal es que puedan colocarla en la órbita de trabajo prevista inicialmente.
La próxima pasada de Juno por el punto más cercano a Júpiter de su órbita será el 11 de diciembre; a ver si para entonces ya está todo resuelto.
Juno está en Twitter como @NASAJuno.