One Woman Army hace bueno su título en forma de cortometraje de acción con actores reales y toques épicos de videojuego. Lo más curioso: está grabado en buena parte con drones: casi todo el presupuesto (unos 2.500 dólares australianos) se lo gastaron en pilotos de drones, maquillaje y efectos especiales, por no olvidar… ¡la comida del cáterin!
Toda una demostración de que si consigues localizar un edificio en construcción y echarle imaginación puedes obtener un resultado realmente curioso y de buen nivel cinematográfico.
(Vía Fury Fingers + Geeks are Sexy.)