Amy Shira Teitel explica en este vídeo un problema poco mencionado relacionado con esa oleada de grandes cohetes interplanetarios que están en desarrollo —el SLS de la NASA, el Falcon Heavy de SpaceX y el New Glenn de Blue Origin: el ruido que producirán al despegar es capaz de romper edificios.
La NASA se percató de este “detalle” ya en los años 50 y 60 mientras desarrollaba los primeros cohetes Saturno. Especialmente cuando el Apollo IV despegó en 1967 haciendo vibrar el suelo y las ventanas de edificios situados a varios kilómetros. Aunque con el Apollo V los ingenieros habían calculado previamente cuál sería la cantidad de energía mecánica liberada en forma de ruido, ellos mismos se sorprendieron por la ingente potencia acústica del cohete,
Los ingenieros extrapolaron los datos de los primeros lanzamientos de los cohetes Atlas para calcular cuál sería la potencia acústica de un cohete Saturno. Y era enorme. Incluso en el caso del relativamente pequeño Saturno C-1 la potencia acústica podía alcanzar los 205 decibelios a 300 metros de la plataforma de lanzamiento y llegar a los 140 decibelios —en el umbral del dolor— a 3 kilómetros de la plataforma. Esto despertó cierta preocupación de que el cohete Saturno produjese una onda de choque lo suficientemente cerca del suelo como para dañar zonas residenciales próximas.
Teniendo esto en cuenta los edificios y las estructuras próximas a la plataforma de lanzamiento —caso del edificio en el cual se ensamblan los cohetes— se construyeron para soportar la presión y las vibraciones asociadas al lanzamiento del Saturno V, usando paneles de aluminio con aislamiento y vigas de acero. Eso a pesar de estar situado a casi 5 km de la plataforma.
El Saturno C-1, el Saturno V y el cohete Nova.
Con casi 6 millones de kilos de empuje el cohete Nova de la NASA —de haber llegado a construirse— casi duplicaba la potencia del Saturno V (3,3 millones de kilos de empuje). Esto obligó a los ingenieros a plantearse la construcción de una plataforma de lanzamiento que se adentraría en el Atlántico unos 170 km desde Cabo Cañaveral, para alejar en lo posible aquella bomba acústica.
La NASA y la Fuerza Aérea se vieron abrumados por los problemas logísticos y los costes de construir una plataforma de lanzamiento en el Atlántico. La torre de lanzamiento estarían además permanentemente expuesta a las tormentas. El proyecto era tan complejo que la idea nunca llegó a llevarse a cabo del todo, en parte porque tras el último lanzamiento de un cohete Saturno en 1973 desde Cabo Cañaveral no ha despegado ningún cohete más potente que el Saturno,
Pero ahora SpaceX propone lanzar el Sistema interplanetario desde la plataforma 39B, la misma desde la cual se lanzaron los cohetes Saturno en las misiones a la luna. Teniendo en cuenta que se trata de un cohete más potente, y que por tanto tendrá una potencia acústica mayor, está por ver si será posible utilizar esas instalaciones o si para lanzar esos cohetes hay que buscar una nueva plataforma de lanzamiento, tal vez en alta mar.
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