A la 1:45 del 18 de octubre de 2017, hora peninsular de España, un cohete Antares 230 despegaba del espaciopuerto de la isla Wallops para poner en órbita la cápsula de carga Cygnus CRS OA-5 con destino a la Estación Espacial Internacional.
La Cygnus OA–5, bautizada como S.S. Alan Poindexter, lleva a bordo 2209 kilos de carga –2342 si contamos los envoltorios– que incluyen
- 498 de kilos para experimentos científicos.
- 585 kilos de suministros para la tripulación.
- 1023 kilos de hardware de la EEI.
- 5 kilos de equipo para paseos espaciales.
- 56 kilos de material informático.
- 42 kilos de hardware para el segmento ruso de la Estación.
La Alan Pointdexter llegará a la EEI el 23 de octubre, quedando aparcada a pocos metros de esta para que la tripulación la capture con el brazo robot de la Estación y la acople a ésta. Podría llegar allí en un par de días pero tiene que ceder el paso a la cápsula tripulada Soyuz MS-02, cuyo lanzamiento está previsto para el 19 de octubre y que, lógicamente, tiene prioridad.
Impresión artística de una Cygnus aproximándose a la EEI
Una vez allí procederán a vaciarla de su carga útil y sustituir esta por 1687 kilos de materiales de desecho que se destruirán en la atmósfera junto con la cápsula en una reentrada controlada una vez que termine la misión dentro de aproximadamente un mes.
Pero antes de eso la cápsula pondrá en órbita cuatro CubeSat de 3 unidades Lemur–2 para estudios meteorológicos y se pondrá en marcha en su interior el experimento Saffire–II para estudiar combustiones en caída libre.
Lo más destacable de este lanzamiento, de todos modos, es el cohete Antares 230 que se encargó de llevarlo a cabo. Se trata de una versión remotorizada de los Antares 100 que usaba Orbital hasta que el Antares 130 que tenía que haber puesto en órbita la Cygnus OA–3 explotó a los pocos segundos del despegue en octubre de 2014.
Tras la pertinente investigación quedó claro que la explosión se produjo por el fallo de uno de los dos motores Aerojet AJ26 de la primera etapa, que no son otra cosa que motores soviéticos NK-33 fabricados en los 60 y los 70 tuneados por Aerojet para su uso en el Antares. Esto llevó a Orbital a decidir retirar la serie 100 del Antares y adelantar la puesta en servicio de la serie 200, con motores RD-181, más modernos, potentes y, esperemos, fiables.
Un par de motores RD–181. Cada uno mide metro y medio de ancho y cuatro metros de largo y pesa 2290 kilos en vacío – NASA
El motor de la segunda etapa es también más potente, lo que da a los Antares de la serie 200 aproximadamente un 25 % más de empuje del que tenían los de la serie 100, lo que a su vez permite poner cargas más pesadas en órbita. De hecho Orbital espera que esto le permita terminar de enviar los 20000 kilos que le quedan pendientes del contrato con la NASA con cuatro lanzamientos en lugar de con cinco como tenía previsto.
Durante el tiempo que transcurrió entre la destrucción de la Cygnus OA–3 y el lanzamiento de la OA–5 a bordo del Antares 203 a Orbital no le quedó más remedio que comprar cohetes a la competencia, en concreto a United Launch Alliance, dos de cuyos Atlas V fueron usados para otros tantos lanzamientos de cápsulas Cygnus en diciembre de 2015 y marzo de 2016.