Tras un lanzamiento por el libro a las 6:33 hora peninsular española del 6 de marzo de 2018 el satélite de telecomunicaciones Hispasat 30W-6 ya está en órbita de transferencia geoestacionaria. Desde ella de dirigirá a su órbita definitiva a 30º oeste sobre el ecuador utilizando sus motores de iones SPT-100.
Su objetivo es sustituir a los Hispasat 1C e Hispasat 1D, lanzados en 2000 y 2002 respectivamente, aunque gracias a los avances en la electrónica de a bordo será capaz de sustituir a ambos y aún le queda capacidad extra todavía sin asignar. Dará servicios de televisión, Internet y comunicaciones corporativas a la Península Ibérica, Europa central, el norte de África así como a los Estados Unidos, el Caribe y América del Sur. Su duración estimada es de al menos 15 años.
Con un peso de 6.092 kilos –3.469 de ellos son propelente para sus motores– es el segundo satélite más pesado que haya lanzado un Falcon 9 a órbita de transferencia geoestacionaria.
Por ello recuperar la primera etapa del Falcon 9 –que se estrenaba en este lanzamiento– iba a estar un poco al límite, ya que no le iba a sobrar demasiado combustible para la maniobra de vuelta. Y por eso, viendo las predicciones meteorológicas de esta semana y de la que viene, SpaceX decidió finalmente no intentar la recuperación y mantener en puerto el espaciopuerto flotante Of Course I Still Love You.
Pero la decisión se tomó tan tarde en el proceso que no hubo tiempo ni de retirar las aletas de guiado –que, hechas de titanio, son un componente muy caro– ni las patas ni de reprogramar el perfil de la misión, con lo que la primera etapa del F9 intentó aterrizar de todos modos en el OCISLY. La telemetría en directo de la primera etapa se perdió en cuanto quedó por debajo del horizonte visto desde Cabo Cañaveral, aunque SpaceX tenía un avión orbitando la zona para al menos recoger todos los datos posibles de la maniobra de retorno.
Es el lanzamiento número 50 de un Falcon 9 y curiosamente el segundo seguido destinado a poner en órbita un satélite español tras el de PAZ. 48 de ellos cumplieron con éxito su misión, con sólo la pérdida total de la cápsula de carga Dragon CRS-7 al explotar el cohete a los dos minutos y medio del lanzamiento y con la pérdida de una carga secundaria, que quedó en una órbita más baja de la prevista, en el lanzamiento de la Dragon CRS-1.
También se perdió el satélite Amos-6 al estallar el Falcon 9 que iba a lanzarlo durante una prueba previa al lanzamiento.
Y luego queda lo de Zuma, ese satélite secreto del gobierno de los Estados Unidos que se perdió una vez puesto en órbita, aunque en ese caso el Falcon 9 cumplió con su tarea a la perfección.
Desde su primer lanzamiento SpaceX ha estado evolucionando el diseño del Falcon 9, que en su cuarta versión es un cohete bastante más potente y capaz que el original; la quinta está a punto de entrar en servicio, y de nuevo incorpora numerosas mejoras.
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