En la Universidad Aeronáutica Embry–Riddle ya habían construido uno, pero resultó destrozado al aterrizar, así que este avión de hormigón de la Escuela de Minas y Tecnología de Dakota del Sur es el primero que consigue despegar y –más o menos– aterrizar de una pieza.
Con un peso de unos 9 kilos, una envergadura de un metro y una construcción mixta en fibra de vidrio, un hormigón especial creado para fabricar canoas (los hormigoneros están muy mal de lo suyo), y espuma, el avión se dio la vuelta nada más despegar por un problema en la distribución del peso del avión… Y yo diría que por falta de experiencia del piloto, que levanta el morro a lo bestia al despegar.
Pero el avión sobrevivió con apenas un par de grietas, que era el objetivo.
¿Que por qué? Como un desafío de un grupo de profesores, que animaron al os estudiantes a replantearse la idea de que en aeronáutica todo tiene que ser resistente y ligero. Y porque se pudo.
Aunque lo veo más bien poco práctico, las cosas como son.
(Cosas de Manuel F. Herrador, que es profe de hormigón).
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