Delighted to set a new record for the fastest transatlantic flight between #NewYork and #London by a subsonic aircraft! Guess how fast we completed the #flight on this iconic route? https://t.co/BA0ksOP4fH #avgeek #paxex #b787 #aviation pic.twitter.com/P2WtRj6dbk
— Norwegian (@Fly_Norwegian) 19 de enero de 2018
Con permiso del Concorde, que por supuesto aún tiene el récord absoluto* para un vuelo entre Nueva York y Londres, el Boeing 787 con matrícula G-CKHL de Norwegian acaba de establecer un nuevo récord al haber volado del aeropuerto JFK de Nueva York al de Gatwick en Londres en tan sólo 5 horas y 13 minutos. Esto son 53 minutos menos que el tiempo programado.
No es que el G-CKHL esté tuneado para la velocidad ni que su tripulación esté formada por unos Fitipaldis; el asunto es que contaron con la ayuda de una corriente de chorro excepcionalmente fuerte que les proporcionó un viento en cola de hasta 326 kilómetros por hora, lo que permitió al avión volar a una velocidad máxima de unos 1.252 kilómetros por hora. Como hay previsión de que esta fuerte corriente de chorro se mantenga en los próximos días es posible que el récord les dure poco; el actual lo tenía un Boeing 777 de British Airways con 5 horas y 16 minutos entre ambas ciudades.
Eso sí, los que vayan a volar en el otro sentido se encontrarán con vuelos más largos de lo normal, pues las rutas serán modificadas para esquivar en la medida de lo posible este viento de frente.
Es importante tener en cuenta, en cualquier caso, que la velocidad de 1.252 kilómetros por hora es respecto al suelo, como indica la foto de la pantalla, y que la velocidad respecto al viento en ese momento era de de 483 nudos, unos 780 kilómetros por hora, que de hecho es una velocidad un poco inferior a la velocidad típica de crucero de un 787, que es de 490 nudos. Hay, por cierto una web dedicada a recoger fotos de estos récords de velocidad respecto al suelo, Ground Speed Records.
Ningún avión comercial actual puede volar a esa velocidad respecto al aire pues ninguno está diseñado para traspasar la barrera del sonido, cuya velocidad al nivel del mar es de 1.255 kilómetros hora y a los 35.000 pies a los que puede volar un avión comercial en crucero en una ruta trasatlántica es de unos 1.60 kilómetros por hora.
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Es cierto que hay muchos otros pares de ciudades que están enlazados a diario por vuelos comerciales, cada uno con su récord de velocidad, pero el Nueva York - Londres tiene un lugar especial en el corazoncito de los aerotrastornados y en el de las aerolíneas –suponiendo que tengan corazoncito– porque era la ruta icónica del mítico Concorde.
*El récord absoluto, y que sin duda seguirá vigente durante muchos años, lo tiene el Concorde G-BOA de British Airways, que el 7 de febrero de 1996 voló entre ambas ciudades e 2 horas 52 minutos y 59 segundos, lo que da una velocidad media de 2.010 kilómetros por hora.
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