Para promocionar la última evolución del incombustible e icónico Mercedes Clase G —presentado formalmente hoy mismo— la compañía alemana ha preparado la que describe como la instalación de resina sintética más grande del mundo: 44,4 toneladas de resina sintética que forman un bloque de 5,5 metros de largo, 2,55 metros de ancho y 3,10 metros de alto. Hicieron falta 90 días para verter toda la resina.
Y en el interior del bloque de resina —tal y como sucede con los insectos que quedan atrapado en resina vegetal fosilizada— un Mercedes 280 GE de 1979, su primer año de producción. “La instalación simboliza la perpetuidad de esta leyenda del off-road y hace una referencia al fenómeno natural de los insectos conservados en ámbar. Al igual que sucede entonces con su material genético también el ADN de la primera generación de la Clase G se ha conservado y se ha transmitido de generación en generación.”
Fotografía: Hans Starck / Mercedes.