Los coches autónomos utilizan el LIDAR (Light Detection and Ranging) para crear una imagen 3D de su entorno con la que alimentar los algoritmos de visión artificial con los que se guían. Este característico componente suele ir montado en el techo y consiste en un láser rotatorio que captura la imagen – algo parecido al sónar pero con frecuencias visibles. Es un poco «trasto» pero es que requiere mecanismos, motor propio y láseres.
Normalmente los LiDAR son bastante llamativos y antiestéticos (véase el del difundo Google Car), pero por suerte las tecnologías de miniaturización están logrando maravillas.
Velodyne ha presentado un LIDAR de tamaño reducido que llaman VLS-128 con 128 láseres, que multiplica por diez la capacidad de los LIDARes de hace un par de años. Tiene un alcance de 300 metros y mantiene un campo de visión de 360 grados.
El horrendo LIDAR del (malogrado) Google Car
vs. el nuevo VLS-128 de Velodyne, tamaño puck
Más láseres significan mejor definición de imágenes y los LIDAR se utilizan en prácticamente todos los coches autónomos –excepto curiosamente en los Tesla– para recrear en tiempo real el entorno. Mejores imágenes significan más posibilidades para la visión artificial del coche, más seguridad y menos accidentes. Así que parece un claro caso de «cuanto más, mejor».
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