El programa Copérnico de la Agencia Espacial Europea y la Unión Europea es una red de vigilancia medioambiental que tiene como objetivo mantener bajo observación la superficie de la Tierra, sus océanos, y su atmósfera para poder contribuir con datos a la toma de decisiones ambientales y de seguridad.
Dentro del programa están previstas las misiones Sentinel, que incluyen tres familias de satélites dedicados al programa (Sentinel 1, 2 y 3) y otras tres que son instrumentos que viajarán a bordo de satélites de otros programas (Sentinel 4, 5 y 6).
En concreto la misión Sentinel 5, dedicada a medir la polución del aire, es un instrumento diseñado para ser montado a bordo de un satélite MetOp de segunda generación de Eumesat, que será lanzado en 2021. El plan es que sustituya y mejore las mediciones del instrumento Schiamachy del satélite Envisat de la ESA y del OMI del satélite Aura de la NASA.
Pero dado que el Envisat llevaba en servicio desde 2002 y Aura desde 2004 se tomó la decisión de montar una misión intermedia por si alguno de ellos cascaba, como de hecho sucedió con el Envisat en septiembre de 2012, para evitar que quedara un hueco en los datos, que podía ser de años.
Sentinel-5 Precursor es precisamente esta misión. Se trata de un satélite fabricado utilizando un diseño ya probado en otras misiones, la plataforma AstroBus-L 250 M, lo que ha ayudado a mantener el coste razonablemente bajo a pesar de estar hablando de un satélite artificial. De hecho lo único realmente nuevo que lleva el Sentinel-5P es su instrumento, bautizado como Tropomi, de Instrumento de Monitorización de la Troposfera.
Y el S5P, fabricado por Airbus, ya está completamente ensamblado y probado, listo para su lanzamiento, que está previsto para el 9 de octubre de 2017 desde el espaciopuerto de Plesetsk a bordo de un cohete Rockot, a donde ya va de camino.
Así que si todo va bien no sólo no habrá hueco en los datos sino que de nuevo tendremos dos instrumentos trabajando a la vez, al menos mientras Aura siga en servicio.