Otro lanzamiento con éxito para SpaceX, en este caso el del FormoSat-5, un satélite de observación terrestre de la Organización Espacial Nacional de Taiwan, desde el Complejo de Lanzamiento 4E de Vandenberg, en California.
Fue el lanzamiento número 40 de un Falcon 9 y el número doce de este año para SpaceX; el quinto en total desde Vandenberg.
FormoSat-5 es un satélite que tenía que haber sido lanzado inicialmente en un Falcon 1, pero dado que SpaceX sólo hizo cinco lanzamientos con ese cohete y a los retrasos acumulados en la construcción del FormoSat-5 al final ha sido un Falcon 9 FT el que ha realizado el lanzamiento. E iba sobrado de potencia, ya que el satélite pesa unos 475 kilogramos mientras que el Falcon 9 puede poner algo más de 7.000 kilos en la órbita a la que iba destinado éste.
Eso ha permitido que la segunda etapa lo pusiera en órbita de una sola tacada en lugar de ponerlo en una órbita inicial y luego llevarlo a la final con un segundo encendido de su motor.
Así el Falcon 9 FT iba también más que sobrado de combustible como para haber intentado volver a tierra para aterrizar, aunque SpaceX ha optado por hacerlo aterrizar en el espaciopuerto flotante Just Read The Instructions situado a 344 kilómetros de la plataforma de lanzamiento, a pesar de que ya tiene la plataforma de aterrizaje y los permisos listos.
Pero en cualquier caso ha sido un aterrizaje sin problemas, el decimoquinto éxito de veinte intentos, el noveno en uno de las barcazas autónomas de SpaceX, y el decimoprimer aterrizaje con éxito consecutivo. Se produjo a 0,7 metros del centro del área de aterrizaje, con una inclinación de 0,4 grados, una velocidad de descenso de 1,47 metros por segundo y una velocidad lateral de 0,15.
SpaceX también ha intentado recuperar las dos mitades de la cofia que protege la carga de los Falcon 9 durante los primeros minutos del vuelo, pues tiene un coste de 5 millones de dólares. Para ello ambas mitades de la cofia llevan unos propulsores que las colocan en la orientación adecuada para la reentrada y unos paracaídas que las guían hasta el punto de recogida, aunque en este caso SpaceX aún no ha dicho si han tenido éxito.
Es la tercera vez que se intenta esto: en el lanzamiento del SES-10 consiguieron recuperar una de las mitades en bastante buenas condiciones, mientras que en el del BulgariaSat-1 ambas mitades fueron recuperadas prácticamente intactas.
Y una vez todo ha funcionado tan bien que es fácil olvidar que esto es realmente difícil, que es rocket science.