En estos días de ola de calor me preguntaba cuánto tiempo podría soportar una persona en plena calle, bajo el sol abrasador y un calor extremo (más de 40° o 45°, pero… ¿50°? ¿60°? ¿70°?) La pregunta es complicada de responder porque depende de muchísimos factores, pero más raro todavía me pareció no encontrar nada significativo con algunas búsquedas. Casi todos los resultados estaban relacionados con situaciones «accidentales» (ej. coches o lugares cerrados), los efectos de fiebre alta (hipertermia) o de las quemaduras. Pero poco o nada sobre la «temperatura ambiental extrema» estando en la calle.
A través de Twitter Eugenio me hizo llegar un enlace a Experiments and Observations in an Heated Room [PDF] de Charles Blagden (¡gracias!) Pero además de viejísimo (1775) tampoco me aclaró gran cosa. Finalmente encontré este vídeo de Info Recap donde se daban más datos, aunque no se mencionaban las fuentes, y este otro de Seeker donde se hablaba de algunos datos más. Con eso y Wikipedia al menos ya se podían armar unas notas y una especie de tabla – que están lejos de ser una explicación rigurosa pero sirven para hacerse una idea.
Efectos del calor en los seres humanos
Al hablar de cómo nos afecta el calor hay que tener en cuenta que no es sólo la temperatura lo que es un problema para la supervivencia: también influyen la humedad, la calidad del aire y el estado físico, pero además depende de cada persona en particular (más en general, de su raza) y de cómo vaya vestida y qué medidas tome para combatir el calor. Es por esto que los beduinos del desierto son expertos y aguantan temperaturas de hasta 50°C gracias a su físico, alimentación y vestimentas –que aíslan con capas de aire el calor exterior– o por lo que mientras los norteamericanos caucásicos empiezan a mostrar signos de deshidratación a los 30°C en la India esto no sucede hasta que se alcanzan los 42°C.
La temperatura del cuerpo humano es normalmente de unos 37°C y los occidentales encontramos confortables temperaturas hasta los 30°C más o menos. Más allá comenzamos a sudar que es la forma automática –y muy efectiva– que tiene el cuerpo de enfriarse. Pero esto solo funciona cuando el sudor se evapora, que es cuando la humedad ambiental es baja. Si es alta tardará mucho más en evaporarse y mientras sentiremos más calor. Si la humedad es altísima (ej. zonas cercanas al mar, ríos, tras una tormenta) notaremos el característico calor abrumador de las zonas húmedas – aunque la temperatura no sea tan alta.
Con el sudor llega un problema: la deshidratación. El cuerpo pierde líquido y ha de reponerlo. Teniendo en cuenta que somos un 80% agua, más nos vale hacerlo bien: la forma normal es bebiendo agua, zumos o comiendo fruta. Pero si pese a sudar mucho no baja la temperatura… sudaremos más todavía (causando más deshidratación) y el círculo vicioso puede ser mortal. Cuando el cuerpo ya no puede disipar el calor llega la sequedad de boca, los dolores de cabeza, arcadas, desmayos o incluso el paro cardíaco. A cual más chungo.
El calor extremo
Si hasta 30°C de temperatura exterior lo consideramos «agradable», hasta 40°C sería un valor soportable siempre que se mantenga correctamente la hidratación. Esta es la razón por la que se alerta a la población –especialmente a los grupos que pueden verse más afectado– para que se mantengan en ambientes frescos y se hidraten bien durante las olas de calor.
En diversos lugares de la Tierra se alcanzan temperaturas de hasta 50°C, y no solo en los desiertos. En España hay registradas temperaturas oficiales de más de 47°C en Murcia (1994) y más de 46°C en Córdoba, Sevilla y Jaén (1995). Incluso se dice que el siglo XIX se llegó a 50°C en Sevilla, pero no es un dato validado oficialmente. Cuando estas olas de calor azotan los lugares más poblados los muertos se cuentan por millares: en la India murieron más de 2.000 personas en 2015 por esto. En la ola de calor de 2003 en Europa murieron entre 5.000 y 10.000 personas en Francia y unas 6.500 en España (aunque depende de la fuente). En Italia murieron 20.000, otros 1.300 en Portugal y 9.000 en Alemania.
¿Qué sucede más allá de los 50°C? Según Info Recap se considera que 55°C es la temperatura límite que puede soportar un ser humano «preparado» si hay una humedad normal, que habrá tendido a bajar a medida que ha subido la temperatura. A 60°C una persona normal puede sobrevivir solo diez minutos, tras lo cual muere por deshidratación extrema. Finalmente, parece claro que nadie puede soportar una temperatura tan alta como 70°C (aunque no creo que se haya comprobado), sobre todo teniendo en cuenta que sabemos que a partir de 41°C de temperatura interna las células del cuerpo comienzan a morir y que con 45°C de temperatura exterior se producen quemaduras y otro tipo de heridas en el cuerpo si no se está bien protegido.
Otras circunstancias
En ciertos casos concretos incluso con una temperatura ambiente más baja es posible «morir de calor», algo que todos conocemos por los incidentes en los que mueren personas o animales al estar en coches cerrados bajo el sol, sin aire acondicionado ni ventilación.
Según un estudio del RACC incluso con una temperatura exterior de 25°C el interior de un coche puede alcanzar los 40°C en solo 42 minutos. Si en el exterior hay 35°C en tan solo 60 minutos se superan los 55°C – algo demasiado cerca del límite en la tabla de calor extremo soportable. Es sencillamente fatal.
El problema en los coches cerrados es el conocido efecto invernadero: el sol calienta el interior pero esa energía no puede escapar fácilmente al exterior, de modo que se acumula y la temperatura aumenta más y más, hasta valores sorprendentes. La regla al respecto es de sentido común: no dejar nunca a nadie solo en el que coche que no pueda valerse por sí mismo, sea cual sea la temperatura exterior.
Las saunas: puede parecer difícil encajar las saunas en estos valores, pero hay que tener en cuenta que las saunas de tipo «baño turco» (húmeda relativa alta) no superan los 70°C y las de tipo «sauna finlandesa» (80-90°C) son de tipo sauna seca, con una humedad mínima. En cualquier caso el tiempo de permanencia suele ser de 8-10 minutos, 15 como máximo, tras lo cual hay que darse una ducha para refrigerar el cuerpo (además de beber líquidos para recuperar el sudor perdido, tanto antes como después). Como ejemplo del límite, recordar que en 2010 el campeón del mundo de sauna murió tras 6 minutos a 110 grados. Algo tan absurdo en sí mismo que hasta en las noticias hablaban de otorgarle un Premio Darwin.
Digamos que una sauna no es muy comparable al calor extremo que planteaba en la cuestión original… Si estuviéramos en la calle a 70°C toda la ciudad sería una sauna (literalmente) y creo que sería difícil que estuviéramos tan a gustito como en esos baños de vapor al cabo de un rato, cómodamente preparados.
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Dicho todo esto, llegó el momento de disfrutar de la ola de calor y del veranito con la mejor hidratación posible, buenos refrescos, piscina y lo que haga falta. Esperemos que Lorenzo nos sea propicio y que no pasemos de 50°C en estos días (visto lo visto, a 40°C no hay ni que quejase). En el futuro y con todo eso del calentamiento global ya veremos en qué acaba la cosa – a este paso me temo que muy a lo desierto de Dune.
Fuentes: Info Recap, RACC + Seeker + UsineNouvelle.com (imagen).