El la web del museo esta maqueta de la nave nodriza de Encuentros en la tercera fase en la que pueden apreciarse algunos detalles peculiares que son muy difíciles de ver en la película, incluso en las versiones restauradas de más calidad.
Y es que cuando los artistas se meten en faena muchas veces tienen que tirar de recursos raros y poco habituales. En el mundillo de las maquetas es normal arramplar con todo lo que haya por el taller para crear ciudades o naves espaciales; convenientemente pintados dan el pego sin problema; al fin y al cabo de lo que se trata es que tengan aspecto de algo detallado.
En el caso de la gigantesca nave nodriza de Encuentros en la tercera fase se pueden encontrar unas lápidas de cementerio, un tiburón, un buzón de correos o una furgoneta Volkswagen, entre otras cosas. Pero lo más raro de lo raro es que R2-D2 de Star Wars también está allí, así como un caza imperial. Como ambas películas (Star Wars y Encuentros) son del mismo año y compartieron los servicios artísticos y de efectos visuales de ILM (Industrial Light and Magic) la coincidencia entra dentro de lo que podría suceder.
Leyendo sobre esto también descubrí una de las anécdotas más curiosas que relaciona ambas películas: cómo Spielberg se forró con Star Wars. Al parecer Steven Spielberg George Lucas se prodigaban mutua admiración y ambos solían acudir a los estudios donde se realizaba el rodaje de la película del otro. En 1977 tras ver el trabajo de Encuentros y Star Wars cada uno estaba convencido de que la película de su amigo sería el mayor boom de la ciencia ficción de la historia y llegaron a discutir sobre ello mientras se lanzaban alabanzas. Hasta el punto de que hicieron una apuesta: intercambiaron alrededor de un 2% de los beneficios de su película por los de la del otro.
A ambos les fue muy bien en taquilla, pero aunque Encuentros dio pingües beneficios nada que comparar con cientos de millones que recaudaría Star Wars con el paso de los años (unos 1.500 millones hasta la fecha, teniendo en cuenta la inflación). Así Spielberg fue el gran beneficiado de aquella apuesta entre amigos – y por mucho.
(Vía Now I Know + In a far away Galaxy.)
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