La llave Stealth unifica la veterana y casi obsoleta pero difícilmente reemplazable tecnología de las llaves con la más o menos novedosa técnica de la impresión 3D de metales. El resultado es una llave de titanio de la cual no es fácil sacar un molde para duplicarla, ni hacer una copia, ni reproducirla a través de una fotografía desde la distancia.
Una de las ventajas de usar la impresión 3D (en este caso mediante el fundido selectivo de metal usando un láser) es que la lleve incorpora pequeñas estructuras que quedan ocultas (de la vista, moldes y fotografías).
Según su diseñador tratar de reproducir una de estas llaves (de 200 dólares la unidad) usando métodos de fabricación convencionales «sería imposible o al menos muy costoso», mientras que fabricarlas con impresión 3D es relativamente simple.