El Lilium es la última incorporación en la categoría de «pequeños aviones del futuro» que ha despegado en un aeropuerto de Bavaria/Munich (Alemania) hace unas semanas en su primer vuelo de pruebas. Su característica de diseño más destacada: es una aeronave de tipo VTOL: despegue y aterrizaje en vertical. Y muy bonita.
Como suele suceder con casi todos los ingenios del tipo «coche-avión», «avión personales» y «dron-avión» que hemos visto en los últimos años todavía está bastante lejos de ser un vehículo comercial, pero sus promotores están trabajando duramente para que de la fase de prototipo y el «al menos vuela» pase a ser algo más… palpable.
Su especificaciones, eso sí, son bastante impresionantes: completamente eléctrico está propulsado por 36 motores a reacción; las alas tienen 10 metros y 12 flaps: cambian del modo vertical a horizontal grácilmente tras el despegue, propulsándolo hacia adelante. Sobre el papel su velocidad máxima es de 300 km/h y su autonomía, 300 km.
El Lilium tiene capacidad para dos pasajeros y dicen que las baterías que utiliza son las mismas que se pueden encontrar en un automóvil Tesla. Su secreto: el hecho de pasar de vertical a horizontal lo antes posible para convertir toda la potencia en movimiento – en vez de quedarse simplemente parado en el aire «desafiando la gravedad».
De momento en el primer vuelo su aspecto es definitivamente más el de un dron que el un avión convencional (o un caza de despegue vertical). Además no ha habido huevos de pilotarlo desde el interior de la cabina –a lo Wright– sino que lo han hecho de forma remota. Pero todo se andará y, quién sabe, tal vez en unos meses o años haya avances significativos.