En Everything About Mars Is The Worst,
A simple vista Marte parece bonito. El sol calienta su superficie oxidada a unos agradables 20 grados durante el día y la brisa mueve suavemente las partículas de polvo. Las naves espaciales aterrizan y se desplazan por su superficie, rodando sobre las rocas, subiendo colinas y descendiendo cráteres. Y al final los seres humanos clavarán una bandera en el suelo, construirán espacios habitables y tal vez cultivarán alimentos. Ningún otro mundo en el sistema solar ofrece esa posibilidad.
Marte nos fascina y por ahora es el único planeta que brinda la posibilidad de que la humanidad sea una especie multiplanetaria. Pero Marte tiene sus inconvenientes: temperaturas de -75° por la noche, polvo por todas partes (que daña equipos y que afecta negativamente al rendimiento de los paneles solares), una tenue atmósfera con más inconvenientes que ventajas, la temporada de tormentas de arena de narices, más polvo, la ausencia de un campo magnético que proteja de la radiación, ausencia de agua líquida corriendo por ahí, y más polvo,...
En el artículo Rebecca Boyle enumera algunos de esos peros naturales que tiene Marte, y alguno más:
Desde 1960 los humanos han tratado de lanzar 52 misiones a Marte entre aterrizadores, sondas, orbitadores y rovers. En estos años se ha aprendiendo mucho sobre lo que funciona y lo que no, y el porqué. Solo 23 de esas misiones han tenido éxito. La mayoría fracasaron porque nunca salieron de la Tierra, no llegaron a Marte o cuando llegaron se estrellaron. Un problema tan legendario que los científicos bromean sobre un Gran Demonio Galáctico que engulle las sondas que salen de la Tierra con destino a Marte.
Fotografía: Estado en el que quedaron los paneles solares del rover Spirit tras una tormenta de polvo, en 2008. La reducción en la cantidad de luz solar que llegaba a las células fotovoltaicas dejó al rover en una situación delicada. Imagen NASA/JPL-Caltech/Cornell.
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