Como si fuera un chorro de agua, así es como fluye la lava vertiéndose en la aguas del océano debido al desprendimiento parcial de una parte de la base del volcán Kilauea, en Hawaii, en días recientes según Gizmodo.
Aunque el vertido del flujo de lava 61g (que es el nombre tan poco emocionante que le han puesto los geólogos) no supone un riesgo en sí mismo, el USGS avisa de la conveniencia de mantener una distancia prudencial del manantial para evitar los fragmentos que pueden proyectarse debido a la «explosiva interacción entre la lava y el agua» y también por la inestabilidad del terreno próximo.
Vía Rand in Response.