Los cohetes Pegasus empezaron a usarse en los años de 1990, y se caracterizan porque "despegan" desde unos 12.000 metros de altitud llevados por un avión.
Una vez que el avión de transporte llega hasta el lugar desde donde se desea efectuar el lanzamiento (y cuando la meteorología, la posición, altitud, y la velocidad son las adecuadas) el avión suelta el cohete que cae durante varios segundos. Mientras el cohete cae se encienden los motores que lo impulsan en varias fases hasta el espacio para que libere la carga en una órbita baja.
En este caso se trata del lanzamiento de la misión CYGNSS.